D'Armela

D’Armela es el fruto de un sentimiento que condensa de dónde venimos y a dónde queremos llegar.

Nuestra historia es de reinvención y adaptación, generación tras generación. Somos descendientes de agricultores desde más allá de donde llega la memoria. Siempre del Alt Maestrat. Las historias familiares hablan de cambios de masía, de propietario y de pueblo, de perderlo todo por la filoxera en Foies de Dalt (Benasal), de fuertes raíces en el Mas de Besser y el Mas d’Estaca (Ares), y de las miserias de la guerra en el Mas de Lozano y Gibalcolla (Morella). De rehacerse de la nada en la posguerra y de largos días de sudor y trabajo en Tírig y en el Mas d’En Torres (Les Coves). Y casi nunca hablan de las invisibilizadas mujeres, abnegadas y valientes, corajosas, imprescindibles. Las que nunca se han detenido, las que han apretado las correas a todos para que nada se parara, el verdadero motor de los méritos de los hombres. Las tejedoras de la red que nos une, los cimientos de nuestra historia.

La generación actual hemos crecido en Tírig en la calidez del cultivo del almendro y del olivo. En 1953 nuestros abuelos compraron el primer tractor de Tírig. Labraban por turnos, de día a jornal y por la noche en sus campos. El no parar nunca, fue su principal legado. La devastación del año de la helada, en 1956, forzó el comienzo de lo que somos ahora. En 1988 trajimos el primer vibrador de almendras de Castellón, que tengamos noticia.

Y siguiendo la tradición, no dejamos de evolucionar. No sabemos si vivimos una época de cambios o un cambio de época. En cualquier caso, estamos motivados por la curiosidad y el deseo de aprender: la única constante es la de no parar de adaptarnos al cambio, combinándolo con la voluntad de vivir en el pueblo. Y en esto estamos.